Cuando conozco por primera vez a un animal que ha sido etiquetado como malo, irrespetuoso, difícil, problemático, yo siento, en cambio, que estoy ante un fuerte agente moral cognitivo, que hace resistencia animal, dejando insatisfechas las demandas moralmente cuestionables de la industria del adiestramiento.
Veo al final a un animal defensor de sí mismo que no quiere renunciar a su libre espacio mental, heredado de generaciones y generaciones anteriores de agentes morales.
Por lo tanto, si miras a los animales “malos” con otros ojos, abriendo tu mente a otros modelos de coexistencia con ellos, escogiendo no ser condicionado por tus propios miedos, las presiones sociales y las creencias comunes, entonces la apariencia de estos animales “malos” cambia ante ti y empiezas a verles por quien realmente son. Orgullosos guardianes de su propia percepción del mundo y sabios guías de una ética animal avanzada.
Traducción español ofrecida por Gemma Català Thomas, estudiante Learning Animals.
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